Comprendiendo la depresión: ¿Qué diferencia la depresión de la tristeza?
La depresión es uno de esos términos en Psicología que ha pasado a estar muy presente en el vocabulario común. Lo que inicialmente suponía un estigma, se ha ido normalizando y aceptando, lo cual, pese a ser positivo, ha contribuido a la deslegitimación del término, al pasar a ser empleado como un sinónimo de tristeza.
No es extraño escuchar expresiones como “estoy depre” o “me ha venido la depresión” que lejos de tratarse de un diagnóstico son formas de decir que uno/a se siente triste o con “el bajón”.
No es lo mismo tener un bajo estado de ánimo o sentirse triste que padecer depresión. La diferencia, más allá de ser puramente lingüística lleva implícito todo un proceso de sensibilización hacia la salud mental, así como el mejor conocimiento de los procesos internos por los que pasamos. Por este motivo, desde e-pD-WORK os contamos un poco más a fondo qué es la depresión y por qué es importante saber identificar las emociones.
¿Qué es la depresión?
La depresión se trata de un estado del ánimo deprimido, caracterizado por síntomas como los sentimientos de tristeza o culpa, falta de autoestima, pérdida del interés o placer por cosas que antes resultaban agradables, dificultades para dormir, pérdida del apetito, sensación de cansancio y/o falta de concentración (Angst y Dobler-Mikola, 1984).
La depresión afecta tanto a los pensamientos como al comportamiento e, incluso, a las respuestas fisiológicas. Por este motivo, cuando hablamos de depresión, nos referimos a un trastorno que interfiere en la vida diaria, causando malestar en las personas que la padecen y un deterioro en ámbitos relevantes como la familia, el trabajo, los estudios, los contextos de ocio y la capacidad de sociabilización (Shaver y Brennan, 1991).
No todo el mundo padece la depresión por igual; sin embargo, la incidencia de al menos un síntoma clave (estado de ánimo deprimido / pérdida del interés o placer) junto con cinco o más de los siguientes síntomas durante un período de tiempo superior a dos semanas permite identificar si efectivamente la persona está cursando el trastorno (American Psychiatric Association, 2014):
- Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días.
- Disminución importante del interés o el placer en la mayoría de las cosas, casi todos los días.
- Pérdida importante de peso sin hacer dieta o aumento de peso, o disminución o aumento del apetito casi todos los días.
- Insomnio o hipersomnia casi todos los días.
- Agitación o retraso psicomotor casi todos los días.
- Fatiga o pérdida de energía casi todos los días.
- Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada casi todos los días.
- Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o para tomar decisiones, casi todos los días.
Merece la pena tener en cuenta que (1) en función de la intensidad de los síntomas, la depresión puede ser leve, moderada o grave y que (2) las causas del trastorno pueden ser reactivas o endógenas, es decir, que la depresión puede aparecer como respuesta a un acontecimiento vital o por causas internas a priori desconocidas. Además, (3) los episodios depresivos no se pueden atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia o de otra afección médica (American Psychiatric Association, 2014).
¿Qué se sabe sobre la depresión?
Entender la depresión resulta importante para predecir su curso, elegir la mejor forma de abordar su tratamiento y, en el mejor de los casos, prevenir desde un primer instante que aparezca. Por ello, diversos estudios científicos han analizado qué marcadores y esquemas pueden estar prediciendo la incidencia del trastorno y qué factores permiten predecir su curso.
Por un lado, se ha encontrado que la depresión guarda relaciones significativas con el aislamiento social y los esquemas de culpa, mientras que, por otro lado, existirían relaciones moderadas con la deprivación afectiva, la sensación de abandono, la desconfianza, la percepción de fracaso, la dependencia, la vulnerabilidad al daño, la falta de autocontrol, el pesimismo y la búsqueda externa de validación. Además, en menor medida la depresión parece tener mucho que ver con la falta de ajuste a estándares sociales (Moriarty et al., 2022).
Junto con lo anterior, la evidencia apunta a que tanto la sintomatología depresiva como la predicción del curso del trastorno, incluyendo esto las recaídas y la recurrencia a largo plazo de los episodios depresivos, estarían relacionadas con un conjunto de factores de riesgo, que serían: haber sufrido situaciones de maltrato durante la infancia, presentar una comorbilidad de ansiedad, rasgos de neuroticismo, la edad de incidencia del primer episodio depresivo, las rumiaciones, no tener recursos suficientes para hacer frente a los estresores del entorno y la incidencia de situaciones vitales graves (Bishop et al., 2022).
¿Entonces, cuál es la diferencia entre depresión y tristeza?
Si bien es cierto que como hemos visto, la depresión y la tristeza están vinculadas, no son lo mismo (Bowen et al., 2017):
- La tristeza se trata de una emoción que suele venir precedida de una pérdida. La expresión de tristeza, al igual que la de cualquier otra emoción, es puramente adaptativa y sirve tanto para reestablecer la autorregulación como para pedir ayuda al entorno. Su impacto se podría decir que forma una curva que una vez llegada a su punto álgido desciende hasta remitir o, en otras palabras, hasta que la persona vuelve a estar en calma.
- La depresión, no obstante, implica un estado cronificado de malestar que tiene un impacto drástico en la vida de las personas. Además, como se explicaba con anterioridad, no siempre tiene por qué deberse a una causa concreta, debido a la incidencia de determinados correlatos genéticos que predisponen al padecimiento del trastorno.
En todo caso y como siempre decimos desde e-pD-WORK, es posible hacer frente a la depresión, bien mediante el uso de tratamientos eficaces basados en la evidencia científica o bien desde la prevención que, al fin y al cabo, es la mejor opción, puesto que permite reducir gastos sanitarios y sufrimiento humano. La clave siempre estará centrada en los factores de protección que tenemos y cómo los usamos.
Si quieres saber más sobre prevención de la depresión y sobre cuestiones relacionadas con las emociones y otros temas relacionados con salud no dudes en unirte a la familia e-pD-WORK. Trabajamos cada día para que disfrutes de la mejor salud posible.
REFERENCIAS
American Psychiatric Association – APA. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5 (5a. ed. –.). Madrid: Editorial Médica Panamericana.
Angst, J., & Dobler-Mikola, A. (1984). The definition of depression. Journal of psychiatric research, 18(4), 401-406.
Bishop, A., Younan, R., Low, J., & Pilkington, P. D. (2022). Early maladaptive schemas and depression in adulthood: A systematic review and meta-analysis. Clinical psychology & psychotherapy, 29(1), 111–130. https://doi.org/10.1002/cpp.2630
Bowen, R., Peters, E., Marwaha, S., Baetz, M., & Balbuena, L. (2017). Moods in clinical depression are more unstable than severe normal sadness. Frontiers in Psychiatry, 8, 56.
Moriarty, A. S., Meader, N., Snell, K., Riley, R. D., Paton, L. W., Dawson, S., Hendon, J., Chew-Graham, C. A., Gilbody, S., Churchill, R., Phillips, R. S., Ali, S., & McMillan, D. (2022). Predicting relapse or recurrence of depression: systematic review of prognostic models. The British journal of psychiatry : the journal of mental science, 221(2), 448–458. https://doi.org/10.1192/bjp.2021.218
Shaver, P. R., & Brennan, K. A. (1991). Measures of depression. Meas Personal Soc Psychol Attitudes, 1, 195-289.